20 enero, 2009

Manhattan


Solo, en la oscuridad, a veces me asalta el miedo. Miedos tanto de niño como de chico mayor. Algunos irracionales, otros tanto y más. Miedos que tal vez comparto pero que nunca digo por miedo a convocar la imagen que los provoca.

El miedo me muestra puertas. Y tengo miedo a las puertas. A las puertas que se abren a nuevos horizontes en mi vida. Que atraviesan las fronteras de mis posibilidades. Puertas que tengo que vencer para crecer, que tengo que hacer ceder bajo mi hombro y el de los que me acompañan. Algunas de ellas más les valiese no ceder nunca, otras en cambio me harían la vida más fácil si se abriesen con un dedo.

Tengo miedo a la soledad, miedo a quedarme solo y no sentirlo, miedo a crecer y perder algo que siempre ha estado allí, miedo al fuego, a los bichos pequeños y escurridizos, miedo a ser invisible del todo, a levantarme un día y darme cuenta de que todo esto nunca ocurrió, miedo a lo que la oscuridad guarda en su seno, a no encontrar una nueva canción, miedo a soñar cosas horribles y a que esas cosas horribles de algún modo acaben por hacerse realidad, miedo a las puertas a medio cerrar, miedo al frío, al frío del silencio, miedo a querer poco, a querer demasiado, miedo a morir mañana, a descubrir que un día mis padres no están allí, a perder a mis amigos, miedo a dañar con mis secretos, miedo a revelar los de los demás, a perder la magia de la amistad, miedo a soñar con cosas bonitas y callármelas por vergüenza, miedo a luchar, a los callos en las manos y los codos, miedo al té sin azúcar, a la leche sola, a que la coca-cola acabe con lo poco que queda de mí, a que la gente por la calle me mantenga la mirada, miedo a que me guste que me aguanten la mirada, miedo al pasado, miedo a que ella venga del pasado a remover otra vez la llaga, miedo al campo y su tranquilidad, miedo a mí mismo y a las cosas que soy capaz de hacer, miedo a Parpadee y a las cosas que es capaz de hacer, miedo a los huecos en el corazón, al tiempo perdido, a las miradas perdidas, a mirar al cielo, a que la luna un día deje de brillar, miedo a no volver a sentir una caricia en los días de mi vida, a empapar el teclado con alguna lágrima errante, a que me lean y me comprendan, a que me lean y no comprendan, a que se acaben las comidas de los lunes, a no saberme mi papel, miedo a desdibujarme con los años, a parecer demasiado inocente, miedo a serlo realmente, miedo a que Ella me quiera, a que yo no deje de quererla nunca, miedo a que el Cielo no sea, miedo a que el Infierno sea, miedo a elegir este último, miedo a las cadenas ligeras de Pereza, a no saber que hacer con mi vida, a ser llamado a algo grande y a desoír la llamada, a no ser capaz de aportar calor con mis brazos, a ser incapaz de sostener al amigo sobre mi hombro, a obsesionarme con mi Yo y no con su Yo, miedo a no cumplir las espectativas, a decepcionar, miedo al miedo y sus tenazas...

Creo que va siendo hora de encender la luz... ¡click!

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez me dijeron que lo peor era no saber a qué se tenía miedo.
Ahora a combatir.

Pablo dijo...

Creo que ya va siendo hora de abrir las ventanas. Deja que entren la luz, el aire... y canta, grita, ¡vuela!

Abrazo

R. dijo...

miedo a que me guste que me aguanten la mirada, miedo al pasado, miedo a que ella venga del pasado a remover otra vez la llaga


:) Me encantaría ser capaz de hacerme tan vulnerable delante de una pantalla como para escribir todo a lo que le tengo miedo.Algún día lo seré.Yo soy de esas que siguen encendiendo las luces por toda la casa hasta llegar a la habitacion,no vaya a ser que me ataque el monstruo de debajo de la cama.

.A dijo...

el miedo asalta a cualquier edad ... :)
pero nunca viene mal encender la luz y pasar de el jeje

Unknown dijo...

PARA ETERNA:
Y no sólo no saberlo, sino que sabiéndolo no tener a nadie con quién compartirlos.

Tengo los dientes preparados.

Unknown dijo...

PARA PABLO BLANCO:
Las ventanas y la puerta.

Me haré tan grande e inmenso que los miedos quedarán a ras de suelo, así como los de auqellos que quieran subir conmigo.

Unknown dijo...

PARA SOMEONE EXACTLY LIKE YOU:
Yo soy de los que corren por el pasillo oscuro para llegar a la habitación iluminada. ;p

Uno llega a la conclusión de que en que te conozcan no hay mal alguno. Vulnerables somos todos, pero nos armamos de valor.

Unknown dijo...

PARA ALBA:
El miedo siempre estará ahí, así como el dolor, para recordarnos que aún seguimos vivos y no podemos quedarnos quietos en el sitio.

¡Gracias por pasarte! ^^

Agua dijo...

..Miedo a buscar mi reflejo en tus ojos y verlos vacíos de mí..

Seamos valientes aunque solo sea por un segundo!

Besos!

PD. Gracias por pasarte por mi pequeño mundo...a partir de ahora buscaré los colores escondidos bajo la piel, te avisaré si encuentro alguno! ;-)

Unknown dijo...

PARA AGUA:
Un segundo basta para echar por tierra de un plumazo todos eso miedos que te atenazan.

Espero que encuentres ese rojo pasión escondido en alguno de ellos.

Gracias a ti también por pasarte primero. ;)

Anónimo dijo...

el miedo en si no es malo, nos pone de sobre aviso de ciertas cosas, pero el miedo a tener miedo... uy, cuidado con eso XDD

yo tambien tengo un miedo horrible y es el miedo a pensar que el me quiera

Unknown dijo...

PARA HELENA:
El miedo al miedo es uno de los más difíciles de erradicar, sino el que más.

Miedo a que él te quiera... al menos sabes que así siempre saldrás ganando: o te evitas un susto o ganas un corazón.

¡Gracias por pasarte y comentar! ^^

Isabel Colette dijo...

El miedo, qué conocido y cercano...
Mis largas noches de insomnio lo han hecho tan familiar para mí, que ya ni corro ni enciendo las luces...

Pero yo sola voy contándome historias de miedo por el camino... y cuando llego a la puerta y veo que no sale un engendro matarme, respiro, y comienzo a imaginar algo para el siguiente recodo del pasillo... en el fondo es divertido.

En alguna de esas comidas de los lunes (o alguna cena de los sábados en la que aparezca) ya os seguiré contando mis imaginaciones macabras... Me pregunto qué fue lo que envenenó mi mente infantil...

Otra cosa son los miedos tipo:
"Miedo a que el Infierno sea, miedo a elegir este último, miedo a las cadenas ligeras de Pereza, a no saber que hacer con mi vida, a ser llamado a algo grande y a desoír la llamada, a no ser capaz de aportar calor con mis brazos, a ser incapaz de sostener al amigo sobre mi hombro, a obsesionarme con mi Yo y no con su Yo." (Me los apropio punto por punto.)

Esos sí son aterradores, y no se espantan con adrenalina, o se exortizan con cuentos. Esos sí me siguen dando miedo.

Por suerte, tienen remedio, es algo que podemos controlar mucho más que un misterioso asesino psicópata.

Unknown dijo...

PARA THE JOLLY JOKER:
Seguro que a estas alturas son los fantasmas los que temen por las noches que tu figura se recorte en la oscuridad de la puerta. XD

Esos miedos son de los más oscuros. Son de los que acompañan a lo largo de toda la vida sin desaparecer del todo. Pero una cosa es sentir el miedo y otra muy distinta dejarse llevar por ellos.

Me alegra verte de nuevo por aquí. :)