13 enero, 2009

Lo de siempre, gracias


Somos animales de costumbres, y como tales tendemos a repetirnos y a veces a tropezar treinta mil veces en la misma piedra. No tenemos una forma natural de comportarnos (gracias al cielo) sino que a base de hábitos construimos nuestra forma de ser. Repetirse, cada día, enfrentarse a mundo de una manera y resolverlo todo siempre así. Todos coincidimos en esto y a la vez todos somos diferentes, somos, pero a nuestra manera.

Lo complicado viene cuando uno se relaciona con otras formas de ser, otras formas de ver el mundo, otras maneras de solucionar las cosas. Y cuando descubres que las cosas se pueden hacer de un modo distinto se te plantean dos opciones. Eliges. Me adapto o sigo igual. Un continuo examen personal donde entran en juego dos modos distintos de vivir. El tuyo y el mío. La vida se encarga de presentarnos esta opción casi a diario. Cambiar nuestra forma de ser, de pensar, de comprender lo que nos rodea y a los demás un poco más.

Es un don que se nos da, como la vida misma, el poder elegir el modo de vida que queremos llevar. Es un poder que muchas veces se nos pasa por alto. Somos libres, y los demás tanto como nosotros. Libres sobre lo qué hacer con nuestra vida y responsables de lo que hagamos con ella. Todos tenemos un tiempo limitado que aprovechar y el deber de aprovecharlo.

Y aunque algunos lo crean, aunque algunos lo defiendan con grandes y elaboradas teorías, nadie alcanza en este tiempo que tenemos una comprensión total y perfectamente acertada de la vida. Nunca es tarde para comprender, para adaptarse a una nueva forma de vivir. Nunca es tarde para aprender y darse cuenta de lo errados que íbamos mirando el mundo con esos cristales de aumento de colores fulgurantes.

¡Un saludo!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo impresionante es que no ha sólo dos maneras, hay muchas. Somos libres, y eso, además de hacernos responsables de nuestras vidas, nos abre el camino hacia la infinitud. A pesar de nuestra pequeñez.

Nos creamos a base de hábitos una segunda naturaleza, aunque hay que tener cuidado, porque se cae más fácilmente en el hábito del vicio que en el de la virtud.

Unknown dijo...

PARA ETERNA:
Somos los que somos: personas, con un cúmulo de virtudes y muchos vicios a la espalda.

Habrá que comprobar, poco a poco, cuánta virtud puede caber dentro de uno mismo.

Pablo dijo...

¡Sí! A veces hay que dejar atrás cosas que nos parecen importantes y que en realidad no lo son tanto. Y es así como se crece, quitándose lo supérfluo.
Trocotró

Unknown dijo...

PARA PABLO:
Quitarse lo superfluo, eso es, con el corazón en carne viva.

Hay una frase de un antiguo profesor que me marcó mucho: "la realidad es muy terca". Y vaya si lo es.

Pablo dijo...

Creo que ya sé de quién hablas... ¡Y tiene razón el condenado!