12 noviembre, 2008

Un par de vasos de Nestea


Hace poco más de un año solía escuchar de boca de mis amigos una frase que ahora me parece totalmente fuera de lugar: "En Pamplona nunca ocurre nada". Espero que a estas alturas hayan cambiado de opinión, porque está visto que no.

Este último mes ha sido uno de los más frenéticos de mi vida. Muchas cosas han ocurrido en un lapso de tiempo a veces demasiado estrecho. Y la cosa no para. Todos tenemos mil y una cosas en la cabeza en las que pensar y en las que tomar partido. Y lo mío no es para menos. Es un tiempo privilegiado para pensar y poner las cosas negro sobre blanco (o blanco sobre negro como es el caso). Si no he publicado antes ha sido por distintos problemas de conexión, pues hasta nuevo aviso en casa no tengo internet (y los rácanos de mis vecinos tienen todos clave de wifi).

Me gustaría, por decir algo, hablar con algo de profundidad sobre mis amigos. Bien sabéis que tengo menos fondo que el culo de un vaso (lo que véis es lo que hay, no penséis que no), pero aún así tengo a veces ciertos barruntos de pensamiento intelectual.

Desde hace un tiempo mis amigos han ido haciéndose un hueco cada vez más grande en mi corazón. El hueco crece, presionando contra las duras paredes del órgano con tal fuerza que a base de tiempo éste se ha ido ensanchando también. ¿Podría haber imaginado esta situación meses antes? Seguro que no. Mis amigos han pasado a ser una pieza insustituíble de mi vida (¡Que duros se me hacen los martes!). Si debo ser sincero a veces me dan ganas de abrazarlos con fuerza (aunque nunca me veréis hacerlo por propia iniciativa, así de vergonzoso soy).

Aunque no puedo decir que muchas de mis conversaciones hayan girado en torno a este tema, sí que alguna que otra vez ha salido la idea de la amistad. ¿Cómo se define? ¿cómo nace? ¿qué la mantiene y qué la hace crecer? Surgen muchísimos interrogantes para los que tengo pocas respuestas. Puede que algunas permanezcan veladas, pero que no se diga que no hemos intentado descubrirlas.

Como en todo la amistad va paso a paso. No nace de la noche a la mañana y necesita de un tiempo para fraguarse (me encanta esta palabra. Es muy evocadora). Así pues, un factor a tener en cuenta es el tiempo que pasas con el amigo, el roce, vamos. Se ve también que no todas las amistades llegan al mismo nivel. Cada uno debería saber hasta dónde puede inmiscuirse en la historia personal del otro, saber dónde le está permitido entrar. Cada uno es protagonista de su vida y personaje secundario de la de los demás.

Aún inconscientemente solemos marcar una fina línea frente a nuestros amigos y conocidos. Línea que tal vez no puedan cruzar tus padres, pero sí tus hermanos, una línea que sólo puede cruzar él o ella y ellos no o una línea infranqueable que nadie puede violar. Llegar al conocimiento de estas limitaciones en la amistad (lo cual no es malo) es el primer paso para avanzar.

La amistad es un juego peligroso. Es una partida para dos, en la que uno elige qué armas dar al contrario. La confiaza, si la hay, es un punto esencial en esta situación. Estás dando al otro unas herramientas con las cuales éste puede jugar en tu contra o a tu favor. El amigo, si es realmente un amigo, usará esas armas con el fin de ayudarte, de hacerte un poco más feliz. Confías a la persona un bisturí afilado con el que abrir tu corazón. El buen amigo sanará un corazón roto, mientras que el mal amigo, el ladrón, cortará con saña la arteria principal.

Mis amigos han puesto muchas veces en mis manos secretos que me han sido cofiados. Secretos a veces de doble filo, con los que se podría haber hecho mucho daño. Bien es cierto que no siempre he sabido mantener la boca y el corazón cerrados, pero mi intención es hacer buen uso de esos retazos de vida que me ofrecéis. Ayudaros en lo que esté en mi mano. Espero algún día poder hacer lo mismo y abrirme en canal y sin reservas. Hasta entonces...

¡Un saludo!

2 comentarios:

Isabel Colette dijo...

Mmmmmmm, Nestea...

Creo que también puedo decir lo mismo en muchos aspectos (de hecho lo hago, hasta en mi nick de msn). Hasta hace unos meses, nunca hubiera imaginado la situación en la que me en cuanto ahora. Mis amigos (nuestros amigos) se han ido haciendo un hueco en mi corazón, y lo que es más, me han dejado un rinconcito en el suyo. Y eso me ha hecho muy feliz. Con distintos niveles, tú lo has dicho, pero todos juntos.

La verdad es que soy de las que se quedan felices con saber que están ahí, debe ser adaptación natural, porque con mi ritmo de vida los veo casi de ciento en viento (si a ti te cuestan los martes!)... Pero están.

Dicen que la amistad es la mayor de las virtudes... me parece una bonita definición.

Sólo me queda tratar, como tú, de utilizar las armas que tengo lo mejor posible para aupar en vez de dañar...

Y gracias.

Unknown dijo...

No cambies nunca, Jolly Joker. Sé muy bien que aunque quisieras te costaría horrores hacer mal a nadie, y menos aún a quienes somos tus amigos. ;p

La cordura y la amistad... la lista de virtudes va cada vez a más.