01 septiembre, 2008

Gran reserva del 2008


Más difícil incluso que el aprender a dar es para algunos el aprender a recibir. Dar requiere un pequeño esfuerzo por nuestra parte, ceder algo en favor del otro, ya sea a cambio de algo o a cambio de nada. Recibir, en cambio, a veces requiere un esfuerzo interior aún más grande. No basta con saber coger lo que se nos da de las manos del otro, sino que debemos dejar muchas veces nuestro orgullo de lado y darnos cuenta de que necesitamos de los demás. Cuanto mayor es el regalo mayor la humildad con la que debemos recibirlo. Para muchos de nosotros suele ser una tarea difícil y tendemos a recibir un regalo como si de una deuda a pagar se tratase. Algunos nunca aceptarán un regalo que saben que más adelante no podrán igualar.

Otras veces el problema no se haya en el orgullo del recibidor, sino en el miedo de éste ante la visión que el otro pueda tener de él. Dar un regalo a alguien exige a esa persona el ponerse en la piel del otro, considerar su propio bien y lo que éste necesita. En muchos casos el tipo de regalo dependerá de la capacidad del que da para empatizar con el que recibe. Si un amigo te regala una botella de vino y, por cualquier razón, tú no eres de los que beben algo ha fallado: o tu amigo te ha regalado lo que le hubiese gustado recibir a él (capacidad empática nula) o éste se ha hecho una idea equivocada de tu persona. Puede resultar algo desagradable, pero a veces puede medirse el nivel de conocimiento que tus amigos tienen de ti a través de los regalos que te hacen.

El dar y recibir es un proceso delicado entre dos personas. Dar por dar y recibir por recibir, sin un esfuerzo mutuo de por medio, hace que se pierda el valor del regalo y el de la acción. Tanto si regalas como si eres regalado piensa detenidamente en el otro. Elegir bien por lo general une y fomenta la amistad.

¡Un saludo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y eso me recuerda que te debo dinero de cierto regalo :)

Unknown dijo...

Ya ajustaremos cuentas tú y yo. ;p